En estos tiempos de pandemia global, ya no hay nadie que no haya oído la palabra PCR. Aunque se haya hablado de ella hasta la saciedad en todos los medios, televisión, radio, periódicos, redes sociales, pocos podrán negar que todavía les cueste más de un quebradero de cabeza entender qué es esto de la PCR.

Sin darnos cuenta, más de una vez nos habremos sorprendido charlando con alguien sobre retrovirus, ARN, cepas, secuencias genéticas, PCR, RT-PCR…

Pero ¿Cómo funciona esta “aparentemente nueva” técnica?, ¿qué hace exactamente?, ¿para qué sirve?, ¿qué significa que sea muy sensible?, ¿qué la hace ser tan fiable?, ¿cuánto cuesta?
Precisamente ahora que todos los focos se dirigen hacia las técnicas moleculares, podríamos decir que es hasta necesario resolver todas estas cuestiones.

Porque más allá de su utilidad para el diagnóstico de enfermedades humanas, las técnicas moleculares permiten infinidad de aplicaciones para el sector agrícola.

De hecho, aunque os parezca extraño, la revolución analítica ya sucedió hace tiempo, y la PCR lleva décadas empleándose en el sector agrícola, tanto para investigación básica como herramienta de diagnóstico oficial, como en el sector privado para controles internos, entre muchas otras aplicaciones.

Es el momento de mirar hacia estas técnicas para comprenderlas, aprender a interpretar sus resultados y descubrir qué pueden ofrecer al sector hoy día.

La increíble velocidad a la que avanza esta tecnología augura un futuro prometedor en el ámbito agrícola.

Si quieres estar al día sobre esta técnica analítica, conocer sus posibilidades en la agricultura, su fiabilidad, rapidez, economía, no puedes perderte esta charla que Agromunity te ofrece dentro del ciclo de Cítricos.