El sector agroalimentario español se abre paso en una coyuntura adversa

En 2022, la producción vegetal española anotó una fuerte caída en volumen (–13,6%), lo que quebró la senda ascendente de los años anteriores. Si bien el retroceso fue generalizado en todos los cultivos y países europeos, la caída en España fue superior a la del conjunto de la UE (–4,6%). El sector agroalimentario1 español no solo tuvo que hacer frente al fuerte incremento de los costes de producción iniciado en 2021 con la reapertura de la economía tras la pandemia y acrecentado con la guerra de Ucrania sino que, además, se ha visto impactado por la prolongada sequía que padece la península ibérica.

Las estimaciones de la cosecha de 2023 vuelven a ser especialmente negativas para nuestro país, en contraste con una evolución más positiva para el promedio de la UE. La producción de cereales de invierno sería de las más afectadas, con unos 9 millones de toneladas (Mt) en 2023 (frente a 14,4 Mt en 2022 y 19,3 Mt en 2021),2 lo que implica una caída de los rendimientos de los cereales muy significativa (superior al 30%), en contraposición con el mejor desempeño para el promedio de la UE.3 La producción de aceite de oliva también ha sufrido un importante descenso y ha pasado de 1.489.351 toneladas de la pasada campaña a las 675.093 toneladas de la campaña 2022-2023, lo que supone un 55% menos de producción y que explicaría la importante alza de su precio.

Las perspectivas son algo más favorables en lo que respecta a los costes de producción del sector, gracias al notable descenso de las cotizaciones de las materias primas agrícolas y de los precios de la energía en los mercados internacionales respecto a los niveles récord del año pasado.5 El índice de precios de materias primas agrícolas del Banco Mundial ha descendido un 31,5% entre el máximo que alcanzó en mayo de 2022 y agosto de 2023 (último dato disponible). Es remarcable que, a pesar de que Rusia anunciara en julio que no prorrogaría el Acuerdo sobre cereales del Mar Negro, los precios de las materias primas agrícolas en los mercados internacionales se han mantenido bastante estables desde entonces. Ello se debe, en gran medida, a la ralentización de la actividad económica mundial, especialmente en China, la reorientación del comercio internacional de materias primas desde otros productores y unas previsiones muy positivas de producción agrícola mundial para el próximo año.

Autor: Alberto Martínez
Fotografía: Ayelen Fernández

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